martes, 21 de octubre de 2014

Javier Esquíroz



Javier es, todo lo que se puede esperar de un artista. Observador, analista, crítico, vital, inquieto, entusiasta y sobre todo, creador. Pero para ser artista no basta con crear. El artista es, más allá de su propia obra. El artista es antes incluso, que su creación.Es algo que trasciende a la materia, que te identifica y distingue del resto, un rasgo propio de la personalidad, que sólo corresponde a unos pocos.

Javier, es uno de ellos. Uno de los elegidos. Una de esas personas que de no ser artista, seguramente no hubiese sido nada más, por la simple imposibilidad de ser otra cosa.
Javier vive y se nota. Siente, y se ve. Lo transmiten sus ojos, su voz y esa forma de querer mostrarte todo lo que habita en ese pequeño-gran universo que se erige imperioso, entre las cuatro paredes que conforman su estudio. El lugar sagrado de todo artista (también el mío), ese lugar donde las ideas cobran forma, donde habitan nuestros fantasmas y también nuestras musas. Ese espacio sacro que conservamos conscientemente, a salvo de la realidad, para construir , desde su interior, la nuestra propia.

Javier busca fuera, para crear desde dentro, con una voluntad expresiva innata y extraordinariamente sensible. Por eso su trabajo es tan exquisito, porque lo mima, desde la pincelada más expresionista y matérica, hasta el más mínimo e insignificante detalles.
En esta nueva colección, las formas, aparecen como protagonistas de un universo natural a ras de suelo. Imágenes potentes, en las que el detalle alcanza un protagonismo clave. Encuadres cortos , muy fotográficos, elevados a una categoría que sólo el artista plástico puede conceder.
Sus obras, con una clara tendencia a la figuración, hechas de pedacitos de realidad, a veces se desdibujan, para dar lugar a universos pictóricos menos realistas y más abstractos. Este juego estilístico, se alimenta además de diferentes técnicas. Acuarela, óleo, tinta china, acrílico y grafito. Javier juega también con los soportes y los formatos. Lienzos de grandes dimensiones, acuarelas en papel, de menor tamaño. Tinta china y óleo sobre madera. Objetos-soporte, como mesitas, que a veces, ensambladas, toman una dimensión más escultórica; tablillas de bambú nacidas con una funcionalidad distinta, que él elije, descontextualiza y convierte en objeto artístico; ó lienzos curvos que cuelgan de perchas de madera, alejándose así de la concepción más conservadora de la pintura.

Javier es sin duda un artista contemporáneo, que sin desligarse de su práctica más habitual, la pintura, explora otros territorios y técnicas, para dar lugar a una obra extensa, personal y diferente.Un creador multidisciplinar al que las musas, siempre le pillan trabajando.

 Leire Olkotz 

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